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lunes, mayo 09, 2016

En este lugar sagrado...

Hay quienes tienen todo previsto...
Escribir.
En una hoja en blanco o en un muro.
Expresar y decir. Sentimientos, conceptos, agudezas, bromas... Simples estados internos que se plasman en dibujos, que representan sonidos, que expresan eso que, por comodidad, llamamos ideas.
Escribir desde la pared de la caverna hasta el rectángulo virtual. Desde la pierrna de un coloso egipcio hasta la puerta de un baño público.
Estuve aquí. Existí. Vine, marqué presencia, me fui... Ya no estoy, pero algo mío permanece.
Mis palabras envueltas en el ropaje de los signos.
Sea que haya escrito un tratado, sea que haya grabado mi nombre en una muralla derruída... sigo estando.
Modernamente escribimos en hojas que no existen para ser leídos en pantallasqeu suponemos.
El deseo, la ilusión, es el mismo: no morir del todo.


En las paredes de Abu Simbel, mercenarios griegos al servicio de Psamético, dejaron testimonio de su presencia en el siglo VI antes de Cristo.

 
Y en un baño neoyorquino, los humanos continuamos escribiendo...



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