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domingo, abril 07, 2013

Opinando, que es gerundio...

Al modo de Juan de la Cruz... "decíamos ayer..."
No, no estuve preso en los calabozos de alguna de las Tres Santas. Tampoco cuestión de censura, más bien falta de ganas y exceso de trabajo.
Con las cosas un poco más ordenadas me siento y pergeño algunas ideas de esas que me andan dando vuelta.




Mucha, muchísima gente, opina. Lo bien que hace, opinar es un derecho, uno de esos derechos que le debemos a esa Modernidad tan denigrada por algunos. Opine, mi amigo, opine y comprométase con su opinión. Juéguese. No repita lo que otro dice, aporte lo suyo.
Más aún, avance más allá de la opinión y ensaye la argumentación. Busque elementos, racionales, compartibles, comprobables para defender su punto de vista. 
Razone, piense, escriba con mediana claridad. 
Y bánquese el debate, mi amigo. 
Bánquese que el tipo o la mina que están del otro lado opinen diferente, esgriman otros argumentos, busquen derribar sus tan caras certezas. 
No empiece con la cantinela: yo digo lo que pienso, merezco respeto... Nadie se lo está faltando cuando le dice que no, que no piensa lo mismo, que por A o por Z considera que usted se equivoca. 
Aguántese, incluso, algunas falacias y soporte firme los manidos argumentos ad hominem... sabrá que son el último recurso de quienes carecen de razones.
Si tiene ganas de ejercitar un poco ese deporte de riesgo llamado dialéctica aproveche para debatir con quienes no tienen las mismas ideas que usted, o con aquellos que las tienen parecidas, o hasta con esos que siempre se desconciertan cuando no pueden clasificarnos con comodidad. 
El debate, como tantas otras gimnasias, tiene varias ventajas.


Tonifica la mente.
Enseña la paciencia de escuchar al otro (y de bancarse las imbecilidades).
Fortalece las propias convicciones.
A veces, pero sólo en practicantes avanzados, permite clarificar lo que uno piensa y, lo mejor de todo, incorporar las ideas del prójimo para formular mas claramente las propias. Hasta puede ser que uno descubra que puede cambiar de opinión; lo cual no es tan malo como se dice por ahí. Coherencia es una cosa, obcecación, otra...

Por último, pero no menos importante, nos mantiene alertas ante tanto loro que anda por ahí creyendo que repetir consignas es lo mismo que pensar.


Y de eso, del debate, tratarán las próximas entradas de este blog que, como el Gato Félix (¿te acordás de Carlos Aurelio Martínez? ) renace de sus cenizas...

Y ahí te quiero ver...

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