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jueves, julio 05, 2007

οφελον ανειχεσθε μου μικρον τι αφροσυνης αλλα και ανεχεσθε μου

¡Ojalá me tolerasen ustedes un poco de locura!, sí, ¡tolérenme! dice Pablo en la cita que encabeza este blog. Lo hace cuando, herido, se defiende ante la comunidad de Corinto.
Lo que siguen son unos cuantos versículos donde se gloría de su misión apostólica...

San Pablo, por El Greco


Hoy quiero ser un poco jactancioso.
Hoy quiero caer en la inmodestia, no suena bien, lo sé. No es lo que corresponde ni lo políticamente correcto. Sin embargo a veces hace falta este ejercicio de lo que una mirada superficial calificaría de orgullo.
¿Por qué no?
¿Por qué tener vergüenza en decir lo que uno tiene de bueno?
¿Qué hay de malo, esencialmente, en el elogio?
Voy a hacer el mío, les propongo a ustedes también tomarse un tiempo para alabarse, para decirse todo lo buenos, lo importantes, lo "grandes" que son.
Que conste, porque..., bueno, la inculcada modestia puede más, que lo hago en un momento muy especial de mi camino; en el fondo de un pozo, a medianoche y con esa espada que conoció Damocles sobre mi cabeza...

He cometido infinitas tonterías, algunas serias, otras graves, unas pocas han roto los límites de la legalidad (son de las cuales menos me arrepiento, quizás por ser argentino), más de las que quisiera han herido a mis semejantes... ¡esas son las que de verdad duelen!
¿No lo hiciste también vos?
¿No nos pasamos los días cometiendo pequeñas o grandes torpezas, memeces, bobadas o necedades?
Sin embargo nunca intenté lastimar a nadie, a lo sumo reaccioné con brutalidad, herido y acosado, pude entonces ser un agresor, sí, pero eran movimientos reflejos... nunca busqué la destrucción de aquellos que me rodean. Aún a aquel que considero mi mayor "malefactor" he dejado de desearle malaventuras. Ojalá prosperes "Giges" sólo espero que no siga siendo a costa mía...

Tengo algunas habilidades, llamémosles de este modo, que si bien no son excepcionales pueden servir para hacerle la vida más fácil a más de uno (a más de tres también). Memoria, cierta capacidad de relacionar hechos, ortografía superior a la media (por el contrario la caligrafía es inexistente), poder de síntesis (a veces), una pizca de buen humor y algo de ingeniosidad.
Si la inteligencia se define por la capacidad de resolver problemas, y si esos problemas requieren de memoria y procesamiento de datos, entonces puedo decir que soy inteligente... tan inteligente como una PC cargada con Windows (a veces NT, otras 98 y en casos excepcionales, y trágicos, XP con varias sesiones abiertas e inestabilidad crónica).
Con estas aptitudes (en otro tiempo hubiese dicho talentos) nunca me he negado a echar una mano. Fuera quien fuera el o la que ha tocado a mi puerta jamás se ha ido con las manos vacías.
Un problema para mi hermosa hija, un juego para mi terrible Daniel, un texto para mi Amada, un resumen de historia de Francia para la mejor amiga que he tenido, un apunte sobre el calendario hebreo para alguien que tocó mi corazón o un teorema para la mejor docente de la escuela Puig (Alejandra, claro) han encontrado en mí los medios para su realización más o menos completa, los recursos de investigación, la dedicación más plena y en ocasiones hasta la obsesión.
¿Qué querés que te baje el tema de Patito Feo para ayer?
Dale, lo estoy haciendo ya, con video, tapa y todo.
¿Qué necesitás saber cuáles son los símbolos nacionales de Burkina Faso?
¿O cómo imprimir tarjetas de visita?
¿O que te cuente cómo fue que Gramsci terminó en cana?
¿Que me quede con los chicos porque tenés que salir?
Ahí estaré, ahora te lo hago, enseguida, contá conmigo, estoy al pie del cañón, por supuesto, on my way, tout de suite...

Y aún más. Te consigo la historia completa de Burkina Faso, te mando por correo las tarjetas impresas, te resumo la vida de Antonio, te escaneo la foto y te busco audio... me quedo con los chicos, te lavo los platos, hago la cama y te espero con un café.

Así soy, nadie me obliga, me gusta colaborar, ayudar, ser útil.

No sólo con los amigos/as; pocos, ¡ay!, en mi vida porque la amistad no es sólo dar, es también pedir y esto no ha sido nunca mi fuerte...

Con los chicos de la escuela (aborrezco la palabra alumno = sin luz) a los cuales he llegado a hacerle tareas o pruebas personalizadas (una para cada uno, con su propio nombre y ejercicios adecuados a su nivel de aprendizaje) o regalarles las fotocopias, o pagarles paseos (lo cual no es raro en maestros/as de la Puig), con chicos de la calle, con desconocidos, con mis colegas, con mis conocidos de foros de internet... con vos, que me estás leyendo. Para lo que necesités: acá estoy.

No hay muchos más méritos en mi vida.
Se puede resumir fácil: tengo habilidades (menores creo yo) y las pongo al servicio de quien lo necesita.

Algún día, más tarde o más temprano, me alcanzará la muerte; es decir la nada. Si algo puedo pedir, de antemano, para aquel momento será un epitafio más o menos así:

Hic iacet Gustavvs alias Gvsti

Nunca quiso lastimar a nadie.

Aunque,
más veces de las que quisiera,
lo hizo.

Era memorioso y un ávido lector.
Siempre intentó que esas capacidades sirvieran a los demás.
Fue docente y quiso ser escritor.

Si sus restos te son de utilidad, tómalos:
él ya no los necesita.


Falta un tiempo, sea como sea, para aquel momento. Sin embargo estas palabras, u otras similares, creo que me hacen justicia. Como ves sigo ayudando, ya compuse mi propia lápida ¿qué más querés?

Bromas aparte.
Humor negro afuera.
Es bueno de cuando en cuando hacerse un poco de autobombo, acariciarse un poco, mimarse el ego y decirse: "no soy tan malo, algo (o mucho) valgo"
Experiencia extraña en nuestra cultura cristiana, pese al ilustre antecedente paulino, pero reconfortante y necesaria.
Este ha sido mi elogio...

Ahora vos, lectora, lector, ¿por qué no intentás elogiarte a vos misma/o?

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