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miércoles, marzo 28, 2007

Un sueño kantiano


En un tiempo, largo para nuestras vidas humanas, corto, medido en términos históricos la Tierra entera formará una única comunidad política; una república federal, probablemente, basada en una decena o más bloques regionales. Me anticipo a imaginar:

1.-una Euráfrica desde el Sahara hasta Turquía, con la inclusión del Estado de Israel,
2.-una Paneslavia,
3.-una Unión Árabe,
4.-algún tipo de federación de nacionalidades en Asia Central,
5.-India unida con sus vecinos, por improbable quye hoy pueda parecer (¿quien imaginaba a Francia, Gran Bretaña y Alemania como parte de una misma entidad?)
6.-una Gran China, o quizás un bloque de naciones en el Extremo Oriente,
7.-Australasia, incluyendo Nueva Guinea, Aotearoa y las islas del Pacífico
8.-una comunidad económica en África central, tal vez de raíz islámica,
9.-Sudáfrica unida a sus vecinos, de Angola a Mozambique,
10.-Sudamérica (quizás hasta Panamá) ,
11.-una comunidad de naciones mesoamericanas y
12.-Estados Unidos y Canadá, en bloque, completarán el panorama.

Estos bloques serán multiculturales y pluriétnicos, el Estado, reducido a su mínima expresión, estará mediatizado por asociaciones libres de diversas índoles; cultural, religiosa, ecológica, cooperativa.

Las monarquías que subsistan serán elementos de pintoresquismo político, sin la menor injerencia en la adminstración del Estado.

Existirá una amplia cooperación entre los bloques, aun cuando estallen, a veces con violencia, conflictos entre ellos. La solidaridad ante las catástrofes, que actualmente existe, será llevada a un plano más elevado mediante una solidaridad hacia las regiones más desfavorecidas.

La participacion política se dará tanto a través de votaciones en línea como por la existencia de numerosas asambleas o juntas barriales, las cuales decidirán el uso de los fondos públicos. Quizás en algunas regiones perduren los partidos políticos, pero el sitema de no renovación de los mandatos será una práctica común.

El sistema social será, con el tiempo, una forma de socialismo (aunque quizás no lleve ese nombre) donde se respetará la propiedad privada personal pero en el cual muchos de los bienes y servicios serán de dominio público (no estatal).

Habrá empresa de origen privado, pero progresivamente será sustituida por asociaciones de tipo cooperativo en las cuales los trabajadores participen de las ganancias.

La educación se basará en postulados científicos, pero no se desaconsejará ninguna religión; sin embargo a ellas les estará vedado la intervención, como tales, en política.

Cada ciudadano/a de los bloques recibirá, por el sólo hecho de serlo, un salario equivalente a las necesidades básicas, pero se permitirá, hasta cierto punto, la adquisición de riquezas; altos impuestos, no obstante, gravarán las ganancias excesivas.

El uso de las drogas estará despenalizado, acabando de este modo con el narcotráfico, pero existirán controles culturales para el consumo de las mismas.

Las diversas opciones sexuales serán respetadas, a nadie se le juzgará por ellas y existirá seguramente, una actitud más libre en cuanto al tema. El control de la natalidad no planteará especiales problemas ya que hasta las instituciones más retrógradas terminarán por aceptarlo (como han aceptado tantas cosas a las que se oponían).

Existirá un nuevo respeto por el medio ambiente, y la propia cultura obligará a los más recalcitrantes a la aplicación de tecnologías no contaminantes como hoy lo hace con ciertos derechos considerados fundamentales.

El militarismo irá desapareciendo progresivamente, quizás con resabios en algunas culturas primitivas como los Estados Unidos (ya en decadencia) o los países islámicos (que vivirán, entes, una explosión de racionalismo) pero en general los ejércitos se dedicarán a la defensa civil.

No será una utopía. Habrá crímenes, disputas por los recursos naturales, dictaduras y represión. Quizás hasta guerras. Habrá, también, una menor tolerancia pública para tales actos, tribunales de alcance internacional y una serie de delitos imprescriptibles que serán juzgados en cualquier región del mundo.



Ese es el mundo que, creo, verán mis bisnietos o quizás sus hijos, no hará falta un dios para llegar a él, si mirás bien y podés elevarte del pesimismo cotidiano y alicorto, ya lo estamos edificando hoy.

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