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domingo, marzo 18, 2007

Un domingo diferente

Domingo, noche, vísperas nostalgiosas si las hay...
Estuvimos hasta hace un par de horas, con alguien que es más que una buena amiga, pintando cajas para mi clase de mañana (se me ocurrió un ábaco, pero soy excesivamente bueno imaginando y demasiado precario ejecutando). Ella, mi más que amiga digo, estaba definitivamente decidida a lograr un trabajo de calidad, eligió pigmentos y texturas, experimentó colores y técnicas, hizo todo el trabajo, en suma... para algo es la más que amiga de un docente.
Debo decir que las cajas quedaron hermosas. Espero con ansias usarlas mañana.
El sistema posicional, ese es el tema que me propuse tratar; lograr que las pibas y los pibes de quinto visualicen el sistema de escritura numérico que permitió los cálculos de precisión y las mediciones exactas, el vértigo de las integrales y el brusco salto de los balances financieros. Soy inmensamente feliz cuando llegan a percibir un fragmento más de una realidad compleja e incomprensible, cuando descubren el secreto encanto de lo obvio, cuando aprenden, en suma.
En otro tiempo uno estuvo en contra de la escuela; un atracón de Althusser, Foucault e Illich. Uno creía en los aprendizajes autogestionarios y en el currículum abierto, en el desorden creador y en la pedagogía crítica... no he abandonado del todo esos sueños utópicos; sólo que ahora he (hemos) visto el lado distópico de todo aquello. La autogestión entendida como cada escuela hace lo que puede, y si no puede es su problema, el currículum como un modo de facilitar saberes que no son fáciles, la crítica como un machacar en la miseria cotidiana sin insinuar más que tímidos caminos de cambio (porque uno no estaba muy convencido del poder liberador de ciertos acrónimos de izquierda, porque uno confiaba ciegamente en las mágicas virtudes del mero agrupamiento), el desorden como protesta contra una sociedad demasiado represiva.
Ahora uno confía en que la heteronomía de hoy pueda convertirse en la autonomía de mañana. Ahora uno sabe que debe exigir al Estado, ese mismo Estado que quisiéramos ver desaparecido alguna vez, aquello que es renuente a conceder.
Ahora, en fin, uno descubre el potencial liberador del gerundio, del factoreo, de la geografía del Chaco y, sí, del sistema posicional de base diez...
Eso es lo que la escuela debe ser. Eso es lo que los maestros debemos hacer.
Enseñar, trasmitir, y recrear en esa transmisión, el saber que miles de hombres y mujeres crearon y que son nuestra herencia como humanidad. ¿De dónde surge que enseñar a Bach es menos liberador que mostrar la opresión cotidiana?. ¿De dónde la peregrina idea de que es mejor enseñar a compartir que poner al alcance de las pibas y pibes el concepto de la división?
Soy maestro de escuela primaria, soy maestro de la Puig, y eso me llena de orgullo. Soy maestro y esa es mi, sin declaraciones altisonantes, trinchera de lucha revolucionaria.
Cada vez que Pepeio, Tapita o Liset descubren que existen otros mundos, mejoran su redacción o logran resolver un acertijo, estamos más cerca de la nueva sociedad y, más importante, ellos se apropian de las herramientas que les permitirán construirla.

Domingo.
Mi más que amiga escucha estas reflexiones y se sonríe mientras me pregunta si el azul no será demasiado oscuro.
Me gusta estar con ella, me gusta más de lo que mi cuadriculada mente (¿qué cuernos tendrá que hacer mi mente aquí?!!!) está dispuesta a admitir.
No me negaré más a aceptar finales anunciados, ni a no permitirme nuevos comienzos.
Cuando uno se separa carga con culpas no queridas (¡qué tema la culpa!, que carga tan pesada nos legaron dos mil años de cruz y de cielo...), cree que todo se ha terminado, siente que nada tiene sentido. Y hete aquí que descubre muchas manos tendidas que ignoraba, y que no juzgan en temas tan poco pertinentes como "las culpas", uno se siente contenido y espera, sinceramente aunque con un poco de celos, que también la otra parte reciba esas muestras de afecto...
Cuando uno se ve obligado a alejarse siente ira y siente impotencia, siente cansancio y una infinita nostalgia, siente un irrefrenable deseo de buscar el remedio que el Areópago le sugirió a Sócrates (esa plantita, tan inocentemente parecida al perejil), siente derrumbarse todo a su alrededor. Y hete aquí que entre las manos tendidas algunas son más generosas que otras y que entre las muestras de afecto hay algunas (que incluyen pintar cajitas un domingo a la tarde noche) más efusivas, más permanentes, más apasionadas y menos lejanas, las cuales a veces se resumen en el beso inesperado o en la cena compartida.
Cuando uno se va cree que todo ha terminado.
Cuando uno se va siempre puede empezar todo.
Mi amiga se sonreirá cuando lea esto. Otros ojos serán más duros jueces.
Soy feliz con su sonrisa, espero que los otros ojos sean capaces de perdonar.
Después de todo no fue mi voluntad.

Domingo.
Mis padres, y sí, vivo con ellos ¿dónde más con un salario de 250 euros y sin amigos que tengan propiedades para salir de garantía?, mis padres, retomo, comentan las noticias del día:
  1. Central y la inmerecida derrota.
  2. El papa y sus veleidades medievales.
  3. Entre Ríos y el voto sin demasiadas alternativas.
  4. La soberbia del gobernador frente a los maestros (bueno su hijo es uno de ellos, es natural que no entiendan la escrupulosidad respecto del fisco del señor gobernador que prefiere regalar infraestructura a Cargill antes que poner a la provincia al borde de la bancarrota pagándole 550 euros a sus docentes)
Pienso en todo cuanto me rodea.
¿Como ser optimista con tanto en contra?
Y es que un docente debe ser optimista... aunque no ciego, claro, ni ingenuo.
Mi más que amiga mi mira con esos ojitos de malaquita y da un par de pinceladas estudiando cuidadosamente el efecto...
Encuentro motivos de optimismo en cada gesto rebelde, pero también en cada mano que construye. Creo que no es cuestión de pensamientos lineales que marquen una maniquea división entre buenos y malos. Estimo que ya pasaron los tiempos en que uno se alineaba, casi sin reflexión, a favor o en contra del gobierno de turno. Me he convencido que son tan perniciosas las adhesiones incondicionales como las oposiciones acérrimas.
K es un oportunista, no es ninguna novedad, pero oportunidad o no K ha levantado banderas que son más grandes que él mismo, puso en el debate los derechos humanos, el papel de las Fuerzas Armadas, el apoyo a la Venezuela bolivariana, la creación de una petrolera estatal, la construcción de una sociedad menos dependiente...¡qué importa, en el fondo, cuan sincero es K! ¿inciden poco o mucho los dólares en el exterior o su mezquindad política? ¿negaré cuestiones que yo mismo reivindico porque él, con quien no comulgo, las reivindica también?
Peor para K si cree que puede mentir impunemente, lo cierto es que reinstaló temas que irritan al establishment, en mala hora, sus negoci(ad)os o sus claudicaciones, porque la doble moral temprano o tarde se paga... mientras tanto puedo apoyar y ser optimista en relación a muchas de sus políticas, puedo observar críticamente lo que hace o deja de hacer, y puedo participar denunciando la situación docente en Santa Cruz, el abuso de Caja en las elecciones provinciales, los contratos riesgosos con multinacionales (foráneas o locales), puedo dejar de lado esa eterna necesidad de estar de uno u otro lado... en pocas palabras puedo hacer lo que la señora C, tan mística y tan radical ella, no puede hacer ciega a todo cuanto no sea la denuncia permanente, con su moral pequeño burguesa y su posibilismo vergonzante.
Y sí digo, mientras mi amiga más que amiga me despide con una sonrisa y las cajas recién pintadas, puedo ser optimista porque soy lo suficientemente pesimista para no hacerme ilusiones y lo suficientemente realista para ver que la Historia, y aquellos que la hacemos, no puede ser detenida.

Domingo, ¡no!, ya es lunes. Me levanto a las cinco y algo.
Mejor me voy a dormir...
Hasta mañana

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