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martes, marzo 27, 2007

Razones del pasado para la esperanza futura


Decía Pierre Clastres (antropólogo francés de orientación libertaria) que todos los pueblos son etnocéntricos, pero que sólo Occidente es etnocida... coincido con él sin dudas, pero me permito agregar que sólo Occidente (y en Occidente me siento incluido, si bien en sus suburbios) se ha preocupado por ello y se ha cuestionado a sí mismo su papel destructor...

En mi modesta opinión fueron las raíces filosóficas griegas, la tradición de derecho romana y la preocupación judía por la ética las semillas de ese cuestionamiento; esas semillas, sin embargo, estuvieron dormidas durante buena parte del medioevo (sólo florecieron aquí y allá en las tierras del Islam o en las relacionadas con él como los reinos cristianos de España o la Sicilia de Federico Barbarroja) para crecer pujantes a partir del erasmismo, la Reforma, la Ilustración y las revoluciones burguesas; la inglesa, la (norte) americana, la francesa y las de independencia latinoamericana...

Agrego, a título personal, las revoluciones socialistas que marcaron el primer intento de establecer una sociedad sin discriminación en nuestro tan vapuleado mundo.Sean cuales sean las críticas que podamos hacerles, derrotadas o no, han señalado el camino del mañana y la posibilidad de construir un futuro vivible. Con los movimientos de derechos humanos y los ecologistas, feministas y antiglobalizadores dan forma a esa utopía que, como dice Galeano, sirve, como el horizonte, para caminar.

Esa es la herencia que me gusta reivindicar; la gran tradición de tolerancia, de cuestionamiento, de libertad, de secularismo, de justicia y de disidencia que, alguna vez, será la justificación de nuestra civilización. En esa línea histórica me inscribo gustoso porque creo que es la mejor expresión del espíritu humano...

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